Me dieron ganas de compartir en este blog este texto aunque no es un currículum. Sería algo así como un aguafuerte, acá va:
Nuestras
sociedades contemporáneas han asistido, con innegable orgullo, al nacimiento de
una profesión u oficio impensable para las sociedades antiguas. A
este oficio o profesión se aboca especialmente la juventud recién salida de los
barrotes del secundario. El azoramiento, el rubor y la extrema energía que
acompañan a la búsqueda del primer trabajo son indispensables para emprender tan ardua tarea, que llena de orgullo a los conciudadanos posmodernos. Se trata
nada más y nada menos que del honorable oficio de Recibidor de Insultos
(en adelante RdI) ¿Quiénes lo realizan y qué características tiene tal oficio?
El presente artículo tratará de develar dicho misterio.
Ya
dijimos que los púberes recién escupidos del secundario son los candidatos
preferidos para realizar tan ardua labor. Sus hormonas a flor de piel, tacto,
roce o alusión mínima, su sensibilidad todavía extremada debido al viaje no
transitado por el trabajo neuronal desde el hipotálamo hasta la corteza
cerebral (sede del razonamiento más propiamente adulto), los predisponen a
emprender su trabajo con la dedicación de un soldado que al pie de la trinchera defiende a sus compañeres herides del
embiste enemigo. Lo que seguramente estos congéneres jóvenes de la raza humana
tal vez no imaginan es que aquellos “compañeres herides” que defienden con
cuerpo y alma son enriquecidxs dueñxs de multinacionales, y los “enemigxs
enfurecidxs”, no son otres que les clientes de tales multinacionales que
reclaman por una falencia, olvido, demora o mejora en el servicio que pagaron
sin más por adelantado, para que le heride ricachón pueda fumar sus habanos
preferidos en alguna isla del Caribe o del Mediterráneo.
Le enemigx a combatir es entonces le cliente enfurecide que busca una cara visible
de la empresa que, en cambio, reviste todas las cualidades de un fantasma: una
sucesión interminable de RdI de distintas categorías cuyo número parece
ascender al infinito. Les de más baja categoría son, por supuesto, les más
accesibles para les clientes. Ni les RdI de más alta categoría parecen tener la
más remota idea de cómo solucionar un problema sencillo, que podría
resumirse en la siguiente máxima o sentencia, esbozada así por une cliente:
“cómo nos devuelven lo que nos cobran de más" o “cómo nos devuelven la plata que
su sistema operativo, consciente o inconscientemente, nos cobró de más”. Una
respuesta unilateral es que dichos sistemas operativos son entidades de voluntad
autónoma que suelen hacer cosas porque sí, como restar, restar y no sumar cuando
de clientes se trata, y sumar, sumar y no restar cuando se trata de le empresarie que toma sol en las Bahamas.
La
empresa fantasma, para ser tal, debe proveerse de un escudo humano de RdI de
distintos tipos y jerarquías. Los RdI de menor jerarquía, pobres púberes que
deben pagar derecho de piso, son les que atienden las consultas telefónicas de les
clientes. Hay, por supuesto, clientes de distinta jerarquía (léase jerarquía
como directamente proporcional al consumo mensual que realizan) que son atendides
por RdI acordes, preparades específicamente para responder a ciertas demandas y
a otras no, dependiendo de la jerarquía de le cliente reclamante. Pero antes de
poder hablar telefónicamente con estos RdI de primera instancia, hay una
instancia previa, o filtro previo, que podríamos denominar la instancia del ringtone
chillón. Le enemigue es filtrado en primer lugar por el cansancio:
debe tolerar durante varios minutos el ringtone chillón en sus tímpanos mientras espera que su llamado sea
atendido. Luego debe tolerar el ringtone
cuando la llamada se transfiere a otro sector (siempre se transfiere a otro
sector), luego cuando el RdI telefónico (RdI T) debe consultar el sistema para
responder a su consulta (en teoría el sonido del teclado es menos
soportable que el ringtone); luego, cuando la llamada debe ser nuevamente
transferida, luego, cuando le operader está pensando qué respuesta dejará
conforme a le cliente, luego cuando debe consultar otra vez el sistema
para dejar asentado que le “enemigue enfurecidoe” llamó para preguntar tal y tal
cosa. El ringtone chillón funciona entonces como una primera trinchera cuyo
fin es lograr que le enemigue llegue a la siguiente conclusión: “unos pesos más,
unos pesos menos, no me voy a quedar escuchando este ringtone del
orto”.
Otra instancia, que también figura entre las preRdI o RdI-1,
es la demora creciente en la atención del llamado, que puede lograr que le enemigue se rinda incluso antes de dar pelea.
La segunda instancia depende propiamente de le RdI de turno. Su saludo
estereotipado, ya pautado por la empresa que lo contrata, nos da la pista de su
limitado conocimiento o limitado poder de acción para resolver cualquier tipo
de demanda por parte de le cliente. En otras palabras, si ni siquiera tiene la
libertad de elegir su saludo de bienvenida o de despedida ¿qué libertad puede
tener de resolver cualquier problema que requiera, al menos, la potestad de
cambiar humanamente algo que el sistema hizo automáticamente o a gusto e
piacere? Entonces, su función en la empresa, su razón de ser, aflora sin mediaciones:
recoge los insultos, retiene el nudo en la garganta, llora tal vez en su casa,
o al cortar el teléfono, los digiere como puede y los excreta. No sea cosa que
alguno de esos insultos llegue por error a una “Carta de Lectores” impresa en
algún diario y le empresarie los lea mientras está tostando su musculatura al
sol y se atragante con el lemon champ.
La instancia telefónica opera como filtro o instancia previa a les RdI
cara a cara (RdI c2) que trabajan en grupos de más de 40 personas
aglutinadas en un local cuya función más evidente es la de tamizar aquella
imagen de empresa “fantasma” que tanto temen les dueñes de multinacionales,
porque implica la orfandad de sus clientes débito-automatizados. Un porcentaje
menor de les clientes que pasaron por las instancias anteriores sin sufrir
menoscabos en su voluntad de hacer escuchar su queja llegan a este RdI que
opera cara a cara. Una contradicción aparente se presenta ante le cliente que
busca un RdI humanamente visible: tras escuchar la consulta concreta los RdI c2
pueden derivar al cliente a un RdI
T. Una vez más, primero hay que pasar por la instancia del contestador que otra
vez intenta desviar a le cliente de la charla con el RdI T ¡Haberlo sabido
antes y me quedaba en casa y llamaba cómodamente desde mi sillón! La
contradicción es aparente puesto que lo que se intenta es hacer funcionar otra
vez los primeros filtros, ya que es sabido que los insultos se toleran más a
distancia, o alejando un poco el tubo o los auriculares de los oídos para
reducir el impacto de los mismos en los sistemas nerviosos de les RdI T.
El oficio devle RdI humanamente visible es solo
accesorio, ya que su principal tarea es atender y captar a les nueves clientes.
Les viejes clientes pertenecen al pasado y la fuerza de la costumbre garantiza
su conservación como tales. Es decir, las promociones y descuentos nunca
deberían llegar a elles. La idea es que les quejoses no lleguen con sus
quejas a los locales habilitados para captar a les nueves clientes, para les
cuales todo es eficiente y sin fisuras. Une que otre saltea los filtros y es
necesario contenerle. En estos establecimientos hay RdI de todos los tipos que
se pasan la pelota mutuamente para evitar que estalle en el piso. Le cliente se
va mareade, con su queja asentada en el sistema bajo un rótulo que nadie
revisa, perdida en un mar de bits que suele colgarse y fallar cuando menos se
lo espera. O exactamente como se espera.
En conclusión, le RdI c2 o
“palpable”, como algunos prefieren llamarlo, posee las mismas respuestas
automatizadas que la voz grabada en el contestador que avisa, por ejemplo, que ningún Representante puede atender tu llamado en este momento, o que da una
serie de opciones para resolver de forma mecánica e inmediata algo que a nadie
le genera un problema realizar por los medios tradicionales. En otras palabras
¡hasta el contestador tiene más libertad de acción sobre el sistema que
cualquier RdI!
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